Perdonadme que empiece este post con este título tan escatológico, pero es que la jugada de ayer fue....eso.. kk :)
Salimos a comer con unos amigos. En determinado momento hay que cambiarle el pañal a la niña y como, cosas del machismo, sólo hay cambiador en el aseo de señoras, me llevo a la criatura en brazos junto con las toallitas, un mini cambiador y un pañal.
La pobrecita se había una kk tan monumental que le llegaba casi hasta el cuello. ¡Y yo sin ropa para cambiarla ! Cuanto más la limpiaba, más se inquietaba, más se movía, más se pringaba y más enmarronadas, literalmente, estábamos las dos. Mientras tanto, señoras que entran y salen, flipan con el pastel, con el olor y con todo, claro.
Viendo que el pastel aumentaba y como no podía salir de allí en esas condiciones, le pedí el móvil a una chica que salía de servicio. No tenía saldo. Todo estaba en mi contra. Eso pensaba. Pero la chica tuvo el buen criterio y la amabilidad de ofrecerse para ir a buscar al padre o a quien fuera para que me trajeran muda y demás.
A los pocos minutos llegó Icepper. Entró tímidamente en el aseo de señoras y entre los dos conseguimos ser más fuertes que L. y cambiarle todo de arriba a abajo.
Cuando estábamos terminando, y con tanto trajín, L. tuvo a bien vomitar un poco.
Bueno, allí ya nos dio la risa. La limpiamos como pudimos (afortunadamente fue sólo una babilla, no un vomitón, cosa que le agradecemos) y salimos de allí dejando la papelera llena de toallitas pringadas y con el aseo apestando a kakota.
Creo que tanto el restaurante como nosotros hemos aprendido la lección: ellos imagino que se plantearán poner otro tipo de papelera y nosotros llevar toooooooooodo el equipo cuando la vayamos a cambiar.
Sólo falta que L. aprenda a decir: ¡que me he hecho kk! Para que no tengamos que esperar a que el pañal estalle para ponerle remedio.