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chispis

VIAJE A HOLANDA

Voy a contar por fin el viaje que hicimos L. y yo a la tierra de los tulipanes.

Fuimos hace un par de semanas en lo que fue el primer vuelo para L..  Madrugón para empezar el día y aprovechar más las mini vacaciones, llegamos por los pelos al mostrador de facturación.  Con la lengua fuera, el carrito de L. a un lado, la maleta a otro, los billetes en los dientes, nos dijo la azafata que habíamos llegado tarde, que ya habían cerrado las puertas pero que haría una llamada a ver qué se podía hacer.  Hubo suerte y como íbamos con el check-in hecho en casa, facturamos la maleta.  Nos dijo que intentaría meterla en el mismo vuelo. Decidí no oir esas palabras y echarme a correr en busca de la puerta de embarque.  Nos despedimos de Icepper, que muy solícito él nos llevó al aeropuerto.

Llegamos al arco de seguridad.  Allí tienes que dejar todo lo que llevas encima, incluida la silla de la niña en la cinta que pasa por los rayos-x.  Imagínate la situación: nervios y sudores por llegar tarde al embarque, la niña en brazos, mientras vas dejando las cosas, abrigos, bolso, mochila de L. en la cinta.  Y encima van y te pitan las botas. Deja a la niña en el suelo y vigila que no salga corriendo, quítate las botas y vigila el equipaje que ya sale de la máquina de la verdad, no sea que alguien te lo birle, vuelve a pasar por el arco y todo esto con una cara de sospechosa que no puedo con ella, por estar a todo y a nada.   Pasamos esta prueba, todo ok, recogemos los bártulos, siento a la niña en la silla, respiro, busco la pantalla de las salidas, corro hacia a ella y empieza un maratón de 10 minutos para llegar sin respiración a la puerta de embarque y verla CERRADA.  Me apoyo en el mostrador de la azafata, más que nada para coger oxígeno, dispuesta a suplicarle si hacía falta, cuando me dice, sin piedad: las puertas están cerradas.  Iba yo a empezar a pedirle que hablara con el piloto o con quien hiciera falta para que nos esperaran cuando me dice: no hemos empezado el embarque. Y me sonríe. Respiro y me da la risa floja.

Al pasar por el finger que nos lleva al avión veo pasar por debajo un carro que lleva nuestra maleta. ¡ Bien!

Ya en el avión, L. está algo inquieta por la novedad pero se dedica a observar e investigar qué es todo aquello.  La tripulación le dice monerías, nos dan el adaptador del cinturón y empieza el vuelo.  Contrario a lo que me temía, L. se portó super bien y mi miedo a volar se iba desvaneciendo ya que tenía otra ocupación: entretener a la peque. El vuelo sucede sin más anécdotas y aterrizamos en una lluviosa Amsterdam.  Me entra un no sé qué, como cada vez que vuelvo al que fue mi hogar durante 10 años.  Recogemos el equipaje, compramos una tarjeta para el móvil, un billete de tren, noto los cambios que ha sufrido Schiphol, suspiro y al andén que nos vamos. 

Para llegar a Delft, mi destino en este viaje, hay que hacer transbordo en Leiden.  Todo va bien, mi amiga me espera en la estación de Delft, nos lleva a su casa.  Al rato empieza lo que serán 3 días de frenesí de quedar con gente sin parar.

Todos están flipando con L..  El comentario más frecuente es lo buena que es y es totalmente cierto.  La pobre pasa unos días raros, sin sus comidas habituales, durmiendo donde puede (coche, sillita)  pero hace una amiga nueva, la hija de mi amiga.  Isabella y ella se entienden de maravilla. Esta le riñe cuando L. se quita los zapatos: kom op, nee !!  Y  a L. le entra la risa.  Isabella  se enfada más y sube el tono, a la otra le da más la risa y así pasan el rato.

Volver a ver a los amigos que dejé allí hace ahora dos años y medio ha sido una gozada. Aún así me quedé con ganas de ver a más pero el tiempo cundió poquito.

El vuelo de vuelta fue más largo y cansino.  Lena no dejó de pasear en todo el viaje.  Pero no lloró nada. 

Destaco la playa que montaron en la plaza mayor de Delft, el kip saté con VAM, los juguetes de miedo de Maaaaarian, el parque de juegos con la Pinche, el café ultrarrápido con Profedesevillanas, el almuerzo con los Giertjes, el momento foto con los otros G, la camiseta naranja de Bob, las cosquillas de Sebi, la fiesta de Pati, la merienda con mi farmaceútica todoterreno, los sms de mi chico, lo requetebien que se portó L. y sobre todo, sobre todo, con las ganas de volver.

4 comentarios

patri -

Cómo me alegro de vuestro viaje a Holanda!! Lena es una señorita que se porta fenomenal (incluso en el avión). Qué bien! encontrarse con los amigos y más si viven lejos. Al año que viene otra vez, no? Eso sí, no apures tanto para coger el vuelo, mejor llegar media horita antes. Un beso gordo para los 3. Por cierto: por qué no os llevasteis a Icepper?????

YolanPatch -

Qué relato más divertido e intenso!!!! Ha sido genial leerlo. No me comentaste nada antes de este viaje. Me alegro un montón de que Lena conozca ya un poquito el país al que ella seguro que volverá. Besazo

laMima -

Así que Lena empieza pronto a recorrer mundo ¿eh?...y a padecer los inconvenientes del viajero habitual. Jeje, me da envidia, sana, pero envidia.
Me alegro mucho de que disfrutarais esos días.
Kis.

Todo-a-un-leru -

¡Vaya movida! Menos mal que al final conseguísteis coger el avión... han tenido que ser unos días increíbles, y por lo que cuentas se ve que han sido intensos.
Besos.
Rosa.