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chispis

VOY A HACER UNA CONFESION

El sábado pasado estuvimos en la boda de un primo de mi chico , en Oviedo.  Fue por lo civil (mi primera boda civil en España) y estuvo bien.  Me la imaginaba más fría y aburrida, pero fue bonita y sin duda mucho más amena que las convencionales.  Después hubo cocktail, cena, baile, dolor de pies y para casa.

Lo que tengo que confesar es que a pesar de que no me gustan los típicos gestos de bodas (el paseillo de entrada en la iglesia, el traje de novia, el arroz al salir, cortar la tarta con Excalibur, etc etc), he de reconocer que hay un momento que me encanta y que algún día me gustaría vivir (aunque no hace falta que sea dentro del contexto de boda ¿eh?) y es el momento del baile, cuando salen los novios, ya marido y mujer (o como dicen en las bodas civiles: pareja unida civilmente) a bailar su primer baile junto, el vals.  Este me parece un momentazo la mar de chulo.  

Imagínate: tú vestida de princesa (el vestido no tiene que ser blanco, pero sí uno de fiesta y elegante) y él con traje todo guapo, los dos ahí bailando  el Vals del Danubio Azul en una pista enorme, sin nadie alrededor, disfrutrando esos compases juntos, desplazándonos al ritmo del vals, a todo volumen, dando vueltas.  Uf, me da un subidón sólo de pensarlo.  ¡Qué bonito sería!

3 comentarios

Fernando -

El baile no se disfruta tanto como parece... como no es algo que hagas a diario y te salta automático no puedes evitar pensar en no pisar a la novia, en no caerte y acabar en youtube y todo eso, con lo que no es fácil dejarse llevar.

Muy buena la narración en tercera persona del Esteban... jejeje.

Y de las bodas por lo civil, yo creo que son una leyenda. Me han invitado a tres, pero todas han consistido en una fiesta: los novios se habían casado en privado por la mañana entre semana y ya el sábado organizaban la celebración para la gente. Así que no se como es una boda civil, ni que dice el alcalde, ni na. En tres he estado y en todas igual.

merba -

Mi boda fue también por lo civil (la primera y única entre nuestros compañeros) y la verdad es que fue además de acogedora, muy rompedora ya que el novio pasó a buscar a la novia por casa y no fue el padre el que acompañó a la novia hasta el salón de actos del ayuntamiento. La música que la novia había preparado para la entrada de los novios, nunca sonó así que los novios desfilaron ante el silencio y la atención de los invitados y familiares. El recuerdo que tengo de esos momentos son muy bonitos ,pero qué iba a decir la protagonista...
El vals no salió muy mal después de ensayarlo en casa durante una semana. Pero es que el novio no era precisamente un Fred Astaire.

cocoliso -

Primero, ¿que hacen los popups en esta página? Un pelo más y no lo cuento.

Segundo, porque eres tú, y por alusiones, voy a contarlo.

Hace algo más de un año estuve en Grecia, en la boda de un amigo tuyo. La cena era en el jardín de casa de sus suegros, y la novia (como parece que hacen todas) había preparado todo hasta el último detalle, incluido un cedé con emepetreses, más o menos desde Los Panchos a Shakira, para el uso del pincha, que había prometido que podía reproducirlos.

A todo esto, una de las características de las bodas griegas es que la novia elige "su canción", una canción especial, por la razón que sea (y que no ha podido ser la canción de nadie más que ella pueda saber). En su caso era la "Luna de Miel", por Gloria Lasso (que en el original es una canción griega). Había, para cada invitado, una hoja con la letra de ambas versiones (española y griega) de la tonada.

Primera contrariedad: el pincha se dio cuenta, una vez montado su tinglado, de que eso no funcionaba. Y, por supuesto, en la casa no había cedés en blanco para hacer un cedeaudio. Menos mal que el novio, que es un enfermo, tenía allí su portátil, que el pincha enchufó al micro que tenía (y menos mal, porque así hubo de achantarse la mui). Pero parece de que no llegó a controlar la situación.

Digo ello porque, al cabo de un (largo) rato, cuando llegó la tarta y, por ende, el momento de la canción, de los altavoces salió, en efecto, una canción en español. Y, de las (dos) mesas donde se apiñaban los compatriotas del novio (que a estas alturas estaba como un holandés después de su primer día de playa), una carcajada que nadie más llegó a entender. Se oyó claramente: "desde que llegaste ya no vivo llorando... vivo cantando..." Sólo tras unos cuantos intentos sonó la canción que debía.

He llegado a saber, porque tengo mis fuentes, que cada vez que la pareja recuerda ese momento se dicen que, en el fondo, tuvieron mucha suerte y no sonó otra de las canciones que había en el cedé: "marica quién... marica tú... marica yo... marica ja ja".

Espero que te haya gustado la historia. Besote.