NO JUZGUES Y NO SERAS JUZGADO
El otro día en el centro de salud estábamos esperando nuestro turno cuando a L. le entró el hambre y se puso a llorar. Es una niña muy buena que de momento sólo llora para reclamar alimento. Por ello, la cogí y me disponía a sacar el biberón (de leche materna) cuando la señora que estaba a mi lado me dijo "a esta niña le gustan mucho los brazos". Yo pensé para mí que a quién no pero me callé y por no armar bronca le dije que la niña lloraba porque tenía hambre.
Me dio mucha pena por L., que la juzgaran así y la llamaran mimosa sin más criterio. Se enfrentaba así a su primera crítica.
Luego me acordaba de las veces que yo misma había juzgado a otros.
Y me dio pena de mí misma.
Creo que la maternidad me está enseñando muchas más cosas que dar el pecho y cambiar pañales. Aparte de descubrir un nuevo tipo de amor incomparable con nada, voy descubriendo una sensibilidad en mí que me inquieta pero me gusta. Y de hecho, creo que hasta la necesitaba.
Gracias, L. ¡ te debo tanto !
2 comentarios
laMima -
Y achucha a esa peque, que para eso eres su mami repámpanos.
Ana -
descubriendo...
Los niños crecen pronto (una pena ) y siempre recordará,su
tacto y su olor.
Un abrazo guapetona.